lunes, 8 de diciembre de 2014

El tiempo y el tren.




Ser tan yo, entre sueños de agua salada, atardeceres melancólicos y gratitudes infinitas inexplicables. Ser tan yo y saberlo, y saberme. Ser tan yo y estar tan aquí. Inconcebible hace cinco minutos, pero ahora, cobra forma y no podría ser de otra manera. Ser tan yo, estar tan aquí. Saberlo.

“Es la sustancia de la que estoy hecha
Es un río que me ahoga y me arrastra,
Pero yo soy el río.
Es un tigre que me destruye,
Pero yo soy el tigre.
Es un fuego que me consume,
Pero yo soy el fuego”
-JLB

Hacemos lo que hacemos sin saber bien por qué, ni para qué.
Estoy lejos, es tarde acá.
No entiendo lo que se dice, no digo lo que entiendo, no digo nada.
Me callo, lo guardo, es mío, soy yo, pero no lo dejo que me lastime.

Aun así, a veces gana la batalla y por momentos mis ojos se vuelven incapaces de sonreír.
Mis manos se vuelven incapaces de extenderse.
Me encierro en un mundo de miedos, en un horizonte inventado de desilusiones, de esperas infinitas y momentos efímeros que no dejan de sentirse inconclusos. Un horizonte medio cubierto por el río, el tigre y el fuego.

Ya no estoy al filo del vacío. Ya no puedo elegir.
Estoy cayendo y sé que en cualquier momento me voy a encontrar con un fondo frío, húmedo, oscuro, abandonado, resbaloso, aterrador.

Y es increíble, se es y se está inevitablemente en todo momento.
Es increíble pero a veces se vuelve insoportable.
Quiero no ser, quiero no estar, pienso.
Respiro la ironía, camino en calles desconocidas entre un incompleto deseo de no ser, de no estar, un hambre de categorizarse como sombra, de desintegrarse casi sin ser notado. De esfumarse en el aire y expandirse eternamente. ¿Es eso lo que sucede al final?

-          NO SOY YO QUIEN ESCRIBE ESTAS LINEAS
-          AUNQUE ÚLTIMAMENTE NO CONOZCO A NINGUNA OTRA YO.

En conclusión, parece que soy quien se entrega. Y soy también quien se arranca los labios, los ojos y los brazos para no entregarse.
Soy yo quien se pone el pie en el camino, se cae, se sacude, se levanta, sigue. Repetición infinita, Repetición infinita, Repetición infinita, Repetición infinita…
¿Y si ya no soy esa persona?, ¿y si ya no hay pases para no ser o no estar en la vida?
¿Y si al final en realidad al final no importan todas estas vueltas por que de todas formas esto es lo que soy y lo sé. Y me lo digo, y me lo cuestiono una y otra vez sólo para al final repetírmelo un millón de veces más:

-          ¡Ay, Lucía!, que bien te conoces.



(Train - Younger brother)



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