
He decidido hacer de mi mente un experimento, no porque crea que sea lo correcto, porque lo desee o porque lo merezca, sino simplemente porque sé que a fin de cuentas mi actual condición me dirige a aplicar este tipo de reacción ante lo desconocido. No sé si lo lograré, no se si servirá de algo, no sé ni siquiera si le hallo sentido, pero creo que como todo, a fin de cuentas puede ser una buena historia.
Me declaro alguien que considera la imaginación por encima, muy por encima de la inteligencia, bueno, pues trataré de hacer lo contrario, cambiaré las carreras bajo la lluvia, los estúpidos mensajes, los desvelos innecesarios, las canciones y las conversaciones repetitivas, las decisiones sin pensar, las expectativas, la admiración, las mentiras, cambio todo eso, por lo real, por ese mundo donde las cosas son como son y las palabras que salen de la boca son las que las personas realmente quieren decir, por los hechos y no lo que podría ser, cambio mi mundo, por la concepción que se supone debo tener de él, porque hasta cierto punto, no entiendo como es todavía.
Ya veremos, tal vez hasta me gusta y me quedo ahí, por siempre, sólo espero no olvidar como era ese imaginario que sacaba las palabras de las mas extrañas maneras para hacerte reír, esa concepción de que no había nada más maravilloso que tu compañía a las 2 de la mañana, o esa seguridad de que tú, pensabas lo mismo que yo, que reías porque lo entendías de la misma manera. Espero no olvidar la ilusión que cada mañana me inundaba al pensar que habría otra oportunidad para hacer una tontería que cambiara el rumbo de tu conversación, para aprender algo nuevo de ti y después poder remarcarlo para sorprenderte, para decirte una mentira y llevarla tan lejos que al final yo la creía y tú tenías que asegurarme que no eran así las cosas.
Sólo espero no olvidar lo bien que se sentía vivir en mi mundo, donde no sólo la magia existía sino que tú eras la prueba de ello.