Ni siquiera se me ocurre la manera de poner en palabras lo que por mi mente rueda, al parecer son muchas cosas, todas buscando un sentido de dirección opuesto, lo cual dificulta en gran mayoría la resolución de cualquiera de los mencionados o vagamente tocados como tema de conversación durante las últimas visitas, no muy frecuentes cabe destacar, que he tenido a las entrañas vocales de la sociedad.
Lo único que con seguridad sé es que la sonrisa que tus ojos tienen para mí, es la cosa más maravillosa que un día de tormenta y agua nieve pueden regalarle a mi vida. Sé que no encontraré una igual, y es que tampoco quiero ni buscarla, pero si acaso nunca la vuelvo a ver, déjame que te diga, con seguridad, que es la cosa más cercana a la perfección que mis desorbitados ojos hayan visto.
Un día como hoy, es perfecto para perderse de vista, mientras conmigo llevo almacenados cada uno de los recuerdos que en mi conforman una parte tuya, y nada podría ser mejor, que tú, esperándome, preguntándote a qué hora es que llegaré y cuál será la historia que te cuente esta vez, para lograr escuchar de nuevo mi parte favorita, tu risa.
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