lunes, 10 de agosto de 2009

La primera de la vida jaja! :)

http://www.davanzada.com/noticiasecundaria.php?id_noticia=8780

El virus de la demencia humana
Lucía Araiza.

Esto tiene de artículo médico, lo que un sapo tiene de piloto aviador. Espero que aún no conozca uno, simplemente quiero presentarle un virus de mucha mayor difusión que la influenza porcina, del que todos somos portadores, pero sobre todo del que todos tenemos claras manifestaciones clínicas. El virus no es silencioso, el virus no se puede eliminar del organismo y, finalmente, el virus reacciona en cada ser humano de manera diferente. Es el virus de la demencia humana.Hay quienes la demuestran en sus atuendos, otros más en la arquitectura de sus casas, otros en su rebuscado o demacrado léxico, hay quien usa a su mascota que nada debe ni teme para manifestar su demencia, quien pretende no demostrarla nunca pero se le nota más. Hay cabellos que dicen aquí estoy, zapatos que dicen mírenme, autos llenos de calcomanías o letreros que nos lo hacen saber. Hay parejas que parecen haber llegado a la cordura de una mutua demencia, hay amigos que se adoran más entre más lo demuestran, negocios que llegan a la ciudad para darnos mayor amplitud en nuestras extravagancias, porque eso sí, la ambición en la demencia nunca acabará. La crítica de uno u otro modo de hacer lo anterior, no va entre estas líneas, pero puedo asegurar que mientras usted lee sabe de lo que le estoy hablando.Haga el ejercicio, camine por Sevilla del Río o por Madero a buen paso durante 20 minutos y encontrará esa demencia, que como el sudor que habrá producido la actividad física en su cuerpo, limpia a nuestra sociedad de toxinas, despeja nuestras mentes, esa demencia que dice: mírenme estoy aquí, soy único, soy un habitante más de este planeta, entre millones y millones que tal vez hacen muchas de las cosas que yo hago, pero no ésta. Esa demencia que nos tiene locos a todos, pero que nos hace ver a los demás como desquiciados, esa demencia que nos permite sentirnos un poco más especiales y tener los suficientes motivos para continuar al día siguiente, para por lo menos, poder cometer otra locura. Maravilloso. Cuando haya terminado con el ejercicio de gimnasia analítica de esta semana, con la cual le aseguro que se divertirá, al regresar a casa mire al espejo y se encontrará con el más demente de todos los habitantes, usted.

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