Ahora en mi actual condición más deshinibida que nunca, en cuanto a mi flujo cerebral aclaro, un acontecimiento sin precedentes y sin dirección futura me impulsa a la escritura de cosas absurdas.
lunes, 15 de agosto de 2011
bienvenida
Se sentaba en el mismo lugar cada tarde, miraba por la misma ventana, y a pesar de que había cosas que se percibían igual, sabía que no era lo mismo, cada momento traía consigo ires y venires de cualquier infinidad de variables, ajena a ellos, encerrada en las notas que abrazaban sus oídos, iba poniendo palabras, oraciones, párrafos, concretando ideas, encontrando nuevas líneas, borrando otras, siempre, se movía, en una carrera a la que no le veía el final, una meta distante, no definida, pero con una tremenda corazonada que le decía que ese era el camino, así cada tarde, bebiendo café, sentada, mirando por la misma ventana, con la infinidad de variables, no podía hacer nada más que preguntarse, cómo terminaría todo? y al saber que sería estúpido saber el final de la película antes de vivirla, regresaba a lo suyo, las palabras, para darle forma, a su propia historia, llamada vida.
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