Por horas pienso en nuestra conversación interrumpida por silencios, por notas musicales que se cuelan entre los espacios de tus palabras, en un idioma que ni es mío, ni es tuyo, nuestra conversación llena de risas pero también llena de miradas perdidas, que disfrazan de naturalidad el nerviosismo que les envuelve, si nuestros ojos se vuelven a encontrar no tengo ni idea de que voy a decir, así que trato de encontrar las más anormales frases para seguir alimentando el ritmo de esta plática, pero sin mirarte directamente, más que de vez en cuando, cuando pienso que no lo notarás, me equivoco y los silencios se vuelven más largos y profundos cuando nos quedamos con la mente apagada y lo único que soy capaz de notar es el azul profundo de tus ojos.
Tal vez por eso escribo, para asegurarme de que siempre lo voy a recordar, para asegurarme de que alguna vez fui un silencio entre sonrisas, que alguna vez sentí las manos frías al estar a tu lado, que entre las responsabilidades tú eras mi motivo de estar ahí y que lo único que podía pensar era como hacer para alargar el tiempo que te vería.
Rome - Phoenix
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