Imagino el orden de los acontecimientos, e incluso los movimientos corporales que les acompañarán: la inclinación de 60 grados en relación a tu eje frontal mientras encuentro la actual conversación de lo más divertida, terminarla con un ligero movimiento de los hombros, y al girar encontrar tu mirada, que perdida entre tanta gente parece querer escapar hasta otro lugar, pero lo disimula mirando alrededor con poco interés y de vez en cuando fijándose en tu botella de cerveza oscura a medio beber, o en la etiqueta húmeda que siempre terminas por arrancarle con las uñas.
Me dirijo hasta ahí lentamente, esquivando el baile acompasado del caluroso ambiente de la fiesta, entre parejas, meseros y grupos de amigos, me toma un minuto atravesar la totalidad del pasillo que nos separa, pero hasta ahora no has dejado de verme, mi proximidad se comienza a volver relativa a la amplitud de mi sonrisa, para cuando estamos frente a frente no tener que decir nada, romper el silencio con el choque de nuestras bebidas, un ligero trago, levantar sólo una ceja mirándote directamente, un guiño muy discreto en el momento preciso en que separas tu boca de la bebida, y entonces perdemos el contacto visual, porque por supuesto, te has incomodado un poco.
La canción que está sonando, está claro que está ya planeada, también que mientras hablamos y te pregunto ¿cómo estás?, alguien ya tenía la misión de venir a interrumpir la conversación, previo consensuado yo le dejaría de lado, sin ser grosera pero respetando nuestra conversación en primera instancia, tus respuestas son cortas, sé que no entiendes por qué actúo así, contigo, después de un largo tiempo de no vernos, sin embargo, tus ojos sonríen y yo aunque me muero de los nervios, actúo de lo más normal, tratando de seguir las instrucciones al pie de la letra.
Una interrupción más, basada en una tentación visual que me invita a tomar una cerveza en la barra, y con complicidad acepto diciendo que estaré ahí en un minuto, que poca vergüenza, lo sé, pero también es parte del plan y aunque nunca estuve muy de acuerdo, me convencieron de que despertaría más tu atención así, cuando aseguro que no tardaré y de nuevo quedamos a solas, no me queda más que sonreírte y acariciando ligeramente tu brazo decirte, que ahora nos veremos, como si no quisiera que así fuera, girarme y ahí está, la parte más difícil, lo que más me temía.
El plan original era que me volviera a ti y te dijera, "oye, este sábado vamos todos a cenar, no sé si ustedes, quieran, venir, estaría bien ¿no?", entonces tú dirías que "sí, que lo verían" y ahí se acabaría, a sabiendas de que tu corazón estaba ya en el bolsillo de alguien, pero queriendo haberlo intentado a toda costa.
Y entonces, arruinaste el plan, al interrumpir la frase con incomodidad y decirme que ya no había un "ustedes", y yo ahí, con la maldita canción sonando, ¿cómo era posible que durara tanto?, sin nadie más que viniera a interrumpir la conversación, porque claro, nadie pensaba que podría pasar esto, mi mente en blanco, el pulso acelerado y la cara de idiota en todo su esplendor, tu mirada que se va al piso y las palabras que no llegan a salvarme, así que simplemente te veo con temor, pensando que sospechas ya que todo esto estaba ensayado y te digo, hasta el sábado entonces y me voy, dejando ahí la oportunidad de regalarte mi vida entera en un segundo, todo por no tener un plan alterno.
Sé que no va a ser así, por eso tal vez pongo tanto empeño en imaginar todo los detalles, para no tener que perdérmelo, y ahora que ya lo viví entre párrafos, me pregunto si tú sabes también que no va a ser así, porque sino lo sabes, entonces las posibilidades se quedan ahí, ¿lo sabes no?
Otto's Golden Journey - Andy Webb's
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