martes, 3 de julio de 2012

Es ridículo como vuelven los recuerdos, como arremeten contra mi poca capacidad de concentración en esta tarde, la suprimen y me llenan el alma de ilusiones pasadas, de memorias que empiezan a convertirse en difusas imágenes o difusas memorias de lo que alguna vez fue. Es más ridículo aún que sean los ojos de alguien que nunca conociste y que nunca de atreviste a mirar de cerca, los que te transporten de vuelta a tan lejanas situaciones, ¿cómo es que aveces hay alguien presente que ya te parecía conocer de antes a pesar de que sabes que nunca fue así?, ¿cómo es que todas esas veces coinciden con la misma sensación a pesar de que sabes son personas diferentes?, ¿cómo es que el presente se vuelve pasado y el pasado se asemeja al futuro?, al incierto futuro que te llena de vacío el estómago y te inunda la mente de palabras que no se comparan con ninguna jamás leída. Esperas, esperas y al final, se evapora, como tus pensamientos, para segundos después en un ilógico regreso, aparecer nuevamente en tu enfoque visual, 4 segundos que confirman la escena que te ha perseguido por los últimos años y que a fin de cuentas no resulta en nada concreto, sino en un simple episodio más para reflexionar acerca de las infinitas posibilidades y la conexión aveces incomprensible de las almas. Una y otra vez.